Con la desaparición de mi querido padre, el término “legado” ha ido cobrando varias vertientes. Desde la descripción de la labor de una persona al intento de otorgar a sus actos vida eterna e hilvanar desde éstos hilos ejemplares con proyección de futuro. Acudí a esta misión con vocación. Al principio desde mi gran amor y mucha voluntad por mi parte, y por creer que él lo merecía. Pero a medida que he ido profundizando, comprendí que de hecho quienes lo merecemos somos nosotros, un pueblo que ama la vida.

El discurso “navónico” es relevante hoy más que nunca. Trata de la sociedad en Israel, de la reducción de las desigualdades sociales y la forja de su carácter. Se trata de un discurso en el cual la expresión “luz para los pueblos” no es meramente un dicho, y una sociedad ejemplar no es una mera recomendación; un discurso unificador que da un espacio a cada cultura y una oportunidad igual a cada persona.  Al calor de este bagaje espiritual y con el anhelo de verlo palpitando entre nosotros por muchos años más, opté por constituir la asociación.

Poseo un título de grado en gestión de empresas y derecho por la Universidad Hebrea y un máster en gestión de empresas en el programa común para las universidades de Northwestern y Tel Aviv. Al finalizar mis estudios desempeñé el papel de ayudante de Steph Vertheimer y en la última década soy emprendedor inmobiliario en el marco de la empresa que formé.