Yitzjak Navon

Mi Navon

Yitzjak Navon era «el Presidente del Pueblo». Durante los cinco años de su mandato como presidente, pasaron por la residencia presidencial más de 300.000 visitantes, además de encontrarse con cientos de miles de ciudadanos en sus numerosos recorridos por todo el país (más de 300).

Si Vd. también tiene experiencias personales, anécdotas, fotografías interesantes, un dibujo, canción, carta, etc. nos encantaría que nos lo enviara y publicaremos aquí una selección de ellos.

 

Esperamos sus e-mails: info@navon-center.org.il

Dibujo de la niña Revital de una guardería en Haifa

Revital al querido presidente le manda una flor con cariño.

Que tenga una bella y buena vida.

 

Buenos días,

Ignoro cuántos de ustedes recuerdan la cita que aparece en la invitación al seminario, pero yo opino que esa cita es la clave del asunto. Porque, ¿Qué se puede decir más allá de esta declaración de amor?:

«A la lengua se la ama. Para amarla hay que conocerla y cortejarla, entonces ella se te revelará en toda su hermosura. Mas también precisa ser defendida…»

Sencillamente enamorado. No hay otra palabra más acertada. Y fiel. Y sí… también celoso. Celoso de la lengua. El quinto presidente Yitzjak Navon amaba el hebreo con toda su alma, cuidándola y defendiendo su honor. El hebreo que su boca emitía era arrebatador, una lengua iluminada, adornada de citas bíblicas y expresiones de las Escrituras. Él creció entre bendiciones antiguas y amaba aderezar sus frases – las oficiales y las que no lo eran – con el idioma de nuestros ancestros, la lengua de la Creación.

Palabras desde el corazón - Naamá Navon 13..111.217

Si tuviera que describir a mi padre mediante una sola palabra, elegiría la palabra «maestro».

Mi padre poseía el título de maestro, y se comportaba como maestro en el sentido más amplio de la palabra.

Aparte de ser una fuente inagotable de conocimientos, le gustaba dar consejos, guiar, dirigir, corregir (a menudo con exceso de celo) y dar ejemplo con su comportamiento.

Si tuviera que describir a mi padre con dos palabras, escogería las palabras «maestro» y «alumno», porque a pesar de que fuera un maestro con toda su alma, era un alumno aplicado que no cesaba de preguntar e investigarlo todo a su alrededor.

Tal vez ambas cualidades, «maestro» y  «alumno» fueran las que le convirtieron en popular personaje público amado por todos. El respeto que recibió por parte de todos los que se cruzaron en su camino, su capacidad por encontrar cosas en común con cualquier persona que conociera o encontrara. Su curiosidad por conocer el pasado de sus interlocutores y por oir cuáles eran sus aspiraciones, animando, simultáneamente, a quienes le rodeaban a realizarse, son señas del maestro y del alumno que se concentraban en la figura pública que él constituía.

Padre querido,

¡No estoy aquí para homenajearte sino para sentarme contigo! Para caminar contigo por antiguos senderos, para contar tu presencia y tu ausencia en nuestras vidas, hablando de nostalgias…

Echo de menos el café de mi padre, el contacto de su mano y su voz.

Echo de menos su capacidad de pensar en los demás desde el momento de levantarse, desayunando, entrando y saliendo, y hasta el crítico momento de irse a acostar.

Cada mujer y hombre, niña y niño que se cruzaron en su camino, cuyas historias escuchó, que pasaron cerca de él – le provocaron curiosidad, ocuparon sus pensamientos, y fueron para él un mundo entero.

Echo de menos su amor por la lengua escrita, la honda retórica que mana de las fuentes y de lo cotidiano, su aprecio por la fábula, el cuento, la lírica y el refrán transmitidos de generación en generación, de abuelo a madre y de ésta a su hija y a su hijo.

Desde este aprecio por las antiguas tradiciones y su deseo por preservarlas para la generaciones venideras, entendió mi padre la importancia de crear un lugar para cada etnia y cada cultura, así como el profundo significado de poseer la capacidad de leer y escribir a cualquiera que así lo desee.

Si así lo deseáis, es un anhelo a su visión respetando las diferentes culturas y buscando enriquecernos a todos con su aportación.

Echo de menos su enfado con la superficialidad del discurso y la degradación de la lengua, pues antes de privar a la lengua de su riqueza, merece la pena memorizarla toda ella. Antes de despojarla de sus palabras hay que recordarla, conocerla, conocer su pasado, sus raíces y su cultura.

Echo de menos su convicción de que la lengua engendra realidad, su intento como dirigente por establecer una realidad edificante, tolerante, solidaria y unificadora, y no una realidad separadora, vaciadora, desviadora, empequeñecedora y despreciante. Echo de menos su pensamiento igualitario, su pensamiento lleno de curiosidad, su pensamiento preocupado por los demás, su pensamiento solidario.

Echo de menos su fe en la paz, en la convivencia, en la buena vecindad; su voluntad por conocer al otro , el hacer todo lo posible por derribar la barrera del idioma, el desapego y el miedo.

Echo de menos al hombre que creía que las personas pueden superar cualquier obstáculo si se enfrentan a él juntos.

Echo de menos su ambición de estar allí para todos aquellos que sienten que han perdido su derecho a la palabra, que sienten que no son escuchados, su intención de unir, dar lugar a darse la mano.

Echo de menos su buen corazón, el que sabía escuchar, más allá de lo que dicen las palabras; que entendía las cosas más allá de las fragancias y los sentimientos; que sabía preguntar sobre lo importante y lo oculto.

Echo de menos su búsqueda de lo positivo y de su voluntad de verlo todo desde un punto de vista optimista; de su amor por el canto de un pájaro que augura el amanecer o la lluvia en invierno; el placer simple de una flor brotando de repente en la grieta de una cerca.

Padre querido, echo de menos tu cálida sonrisa. tu reir, tu apertura y tu amor.

He venido a sentarme contigo y contar mi nostalgia… y las palabras que he hallado no bastan, se quedan pequeñas por tu ausencia, desde que nos dejaste y nos quedamos sin ti.

¿Tal vez sea porque las palabras no pueden realmente retratar la nostalgia? ¿Y yo? ¡Yo te echo tanto de menos!

Carta de Hava Rozenbaum, madre de Dafna, 27-12-1981

Estimado Sr. presidente:

Permítame robarle unos minutos de su tiempo, sentía que debía escribir y contarle lo que piensa mi hija menor, Dafna, de apenas cuatro años.

Una mañana de la semana pasada, cuando sus ojos casi ni se habían abierto, me dijo: «Mamá, sé quienes nos causan tanto bien, ¡Dios e Yitzjak Navon!»

Por favor, vea Vd. en ésto un reconocimiento a su labor.

Atentamente,

Hava Rozenbaum

Carta del soldado druso Kaduri Naziah al presidente Navon 5.5.1983

Soy un soldado de la comunidad Drusa, soy Sargento Mayor de Infantería. Me llamo Kaduri Naziah, soy de Daliat-Al-Carmel.

He sentido la necesidad de escribirle esta carta de agradecimiento, para que pueda al menos hacerle llegar mi reconocimiento más sincero.

Estimado señor, durante su presidencia, escuché cada uno de sus discursos, ya fuera por televisión o por la radio, dirigidos a los ciudadanos de Israel y algunos dirigidos específicamente a los miembros de mi comunidad. Aprecié la sinceridad, así como las buenas intenciones de cada palabra de sus discursos. Aprecié su visita al pueblo druso y al barrio obrero de Hatikva al comienzo de su mandato.

Cuánto vamos a echarle de menos, nosotros, ciudadanos de Israel.

Quiero desearle a Vd. y a todos los miembros de su familia, de todo corazón, que tenga el éxito habitual en cada una de las iniciativas que lleve a cabo.

Para terminar, me encantaría que viniesen a hospedarse en mi propia casa cuando tengan algo de tiempo para ello.

¡Con aprecio y respeto!

Kaduri Naziah

Daliat-Al-Carmel

Carta del emigrante Moshe Rozenberg 6.5.1981

Estimado presidente,

Como inmigrante desde los EE. UU. me impresionaron muchos las palabras pronunciadas esta noche, víspera del Día de la Independencia, sobre la aportación de los inmigrantes occidentales, el sentido del Sionismo, y que no haya que renunciar a convencer a los judíos originarios de los países desarrollados a emigrar a Israel.

En este momento, en que me enfrento al paro, tengo la convicción de que encontraré mi lugar en nuestro país.

Sus palabras me animarán en la consecución de este objetivo.

Atentamente,

 

Moshe Rozenberg.

Carta de agradecimiento en verso - Yitzjak Kovard para Navon, cuando éste termina su mandato como presidente 5.5.1983

Estimado presidente

Pasaron volando cinco años de su presidencia

Llena toda ella de satisfacción y diligencia

Todo el pueblo le canta su alabanza

Dios mismo en reconocimiento se abalanza.

 

Generaciones enteras vuestra nobleza cantarán

Presidentes y dirigentes a vos ensalzarán.

Son vuestras virtudes la modestia y la poesía

salía de vuestra boca ante todo, sabiduría.

 

Separarnos de vos nos deja afligidos

Porque érais socorro para desprotegidos

A cada cuál hablábais de igual a igual

y compartíais con todos un valor universal

 

Vuestra imagen permanecerá entre nosotros

vuestra grandeza crecerá ante todos los ojos

Porque Israel entera es muy afortunada

por vuestra presidencia ahora completada

 

Atentamente

vuestro admirador,

Yitzjak Levi Koverd

Carta de Naim Abdo Julis 2.2.2010

Dedicatoria: Al eminente Excelentísimo Sr. Yitzjak Navon

La historia la escriben personas normales

Pero son los grandes hombres son quiénes la construyen

Y Vd. es uno de ésos, que son un orgullo para el pueblo

Con el debido respeto,

El subdirector del servicio de alimentación, Julis Naim